A la luz de una estrella,
recitaré mi cántico suave
y robaré a las auras un gemido,
que acompañe perdido,
los gorjeos melancólicos del ave.
y en la paleta 'Aceite de mágicos pintores!
que me dé luz y colores,
que embellezcan y animen la naturaleza.
Y al músico inspirado, blando tono,
que me dé mientras entono,
un himno de placer y de ternura;
de inspiración en el alma sedienta,
se agite turbulenta,
en la ideal región de los amores.
En este mundo que embellecen tanto,
los pinceles y el canto,
de músicos, poetas y pintores.
Una guitarra dame:
que mis cánticos,
duermen los pesares
del tierno amante y la afligida esposa
y ensalcen la dulcísima belleza,
la calma y la pureza,
de la tímida virgen pudorosa.
Yo cantaré en las auras y las flores,
los trémulos colores
del sol que en occidente se reclina,
en la tormenta que se desata.
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