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viernes, 6 de abril de 2018

Las flores


Inmenso es el tesoro,

que cierran estos dones para el mundo.

¡Las flores! la alegría de las flores,

la rica multitud de sus colores,

el corazón dilata,

y al alma inunda de placer y vida,

La inmensa variedad de sus olores

que el céfiro desata

y con ala atrevida

el rosado manto de la aurora

y por la noche el estrellado velo,

espléndido embalsama,

da plácido consuelo,

a quien afligido llora,

más tierno amor a quien ama

y un misterioso bálsamo derrama

del alma en lo más íntimo y profundo,

volviendo el ser a un delicioso mundo

de nuevas ilusiones

que tiernas conmociones

causan al corazón, alienado

con los vagos recuerdos que las flores,

gracias a sus olores,

del caos del olvido han evocado.

¿Quién, en al sentir la celestial fragancia

de las ligeras hijas, que a miles

abril y mayo engendran, a la hora

de un ser querido no recuerda la cara,

la voz, el continente, y la ternura

no siendo el recuerdo y la tristeza

que siempre ha de brotar del sentimiento?

¿Hay algo más bonito que los prados,

cuando las brisas de abril los mecen,

cuando, en mayo con tibio sol, florecen

miles de capullos ya aflorados?

¿Dónde están los pinceles

que pintan estos cuadros de claveles

de rosas, tulipanes, amapolas,

violetas, azucenas, violas dalias,

camelias y otras mil corolas

orgullo y vanidad de la mañana,

que los ostenta ufana,

sembradas en sus mantos de esmeralda?

J.Plou

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