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lunes, 20 de noviembre de 2017

Río del alma

 

¿A ti que te diré, río del alma? 

¡que eres cántaro de mi sed!

¿Y a ti qué te diré, mujer?

¡que te entrego mi corazón!

Hasta ti llegaré y, entre las manos, 

tomaré viento y agua, luz y tierra,

y uniré nuestros nombres.

Qué nuestra es la esperanza, 

que nos gana y nos pierde cada día.

Qué nuestra es la tristeza, 

Qué nuestro es el recuerdo, 

que nos une como un abrazo.

Qué nuestro es nuestro amor, 

con él estamos igual que un niño 

con zapatos nuevos.

Qué nuestro es nuestro mundo: 

hecho a la imagen de nuestras almas.

Qué mía eres tú, 

qué mío el mundo, 

que mía mi verdad,

cuando te tengo.

Mi vida empieza

donde empieza la tuya.

Hay que aprender la paz, 

yo la aprendí en tus ojos.

Aprenderla y vivirla. 

Yo he aprendido a vivir a tu manera.

No hay paz para quien no tiene esperanza.

Ni hay para el labio sin beso, y sin perdón...

No, no hay paz para el hombre vacío de esperanza.

Yo te llamo mujer, y te llamo ternura y alegría.

¡Oh, región fabulosa de tus brazos! 

Dame tu luz, tu cumbre, tu destino. 

Dame más, mucho más, 

pues sabes darlo todo a manos llenas.

Eres incalculable como un mundo. 

Y tiernísima y frágil como un niño.

Me sorprendes, me acorralas, 

y entre los labios eres dócil.

Nuestra vida se suma y se desborda. 

Mi alma es enteramente tuya.

J.Plou

 


 


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